De ser un producto al que se le daba poco o ningún valor gastronómico o nutricional, el Aceite de Oliva Virgen Extra ha pasado a ser reivindicado como uno de los pilares fundamentales de una dieta sana. La cosecha temprana, el prensado en frío, la mejoras en el cultivo del olivar y la recolección del fruto, nos brindan una paleta de AOVEs rica en aromas, sabores y sobretodo, rica en antioxidantes naturales, vitamina E, polifenoles… que contribuyen a una vida de mejor calidad.
Doble disfrute: en el paladar y en el corazón. ¿Se puede pedir más?
Nos lo dicen por fin los nutricionistas: nada peor para nuestro cuerpo que el azúcar puro o los edulcorantes artificiales. Nada mejor que las mieles naturales, de temporada, de aquí. Nada mejor que las confituras, mermeladas o conservas bien hechas, con la fruta acabada de recoger y el mínimo de azúcar. Confituras que saben a fruta de verdad, sin aditivos, simplemente vegetales de temporada, cosechados en su punto y trabajados con esmero.
